Este pasado domingo 8 de marzo se celebró a nivel internacional el Día de la Mujer Trabajadora.
En las Residencias Los Maizales, hemos querido dedicar este día a todas nuestras abuelas, que han sido son y serán siempre unas grandes trabajadoras.
Como motivo de este acontecimiento realizamos un debate a cerca de antiguos oficios y profesiones de nuestras abuelas, que algunos han desaparecido, pero otros siguen vigentes en la actualidad… Y este fue el resultado:
¡MODISTA! ¡DEPENDIENTA! ¡PANADERA! Dice Ana… “Sí yo he amasado”, contesta TINA… ¿Amasado? Si amasado pan, le daba forma y lo metía al horno pero no era panadera, quiero decir que no lo vendía.
¡LECHERA! ¡OFICINISTA! Continúa Ana…
– “Yo cuando tenía 16 años, me vine aquí a Zaragoza a servir a una casa”.- Comenta Lucila.
– ¡Anda! ¿Y que tenías que hacer?. – le pregunta Esteban.
– El señor era profesor al igual que la señora. Ambos tenían una hija pequeñica que ya se echaba a andar. Y yo le preparaba el biberón, la cuidaba… Además, tenía que hacer labores de la casa, fregar pero ¡a rodillas! Encender la cocina de carbón, planchar con plancha de carbón…- nos cuenta Lucila
– ¡Bueno de eso hace mucho tiempo entonces!. – recalca don Carlos.
– Si, porque salíamos de nuestras casas muy jóvenes a servir y lo dejábamos para casarnos. ¡UY! ¡UY! Anda que no me ha tocado fregar y lavar. – comenta Lucila.
Nuestras residentes enfrascadas en conversación siguen comentando:
– A mí me pagaban 30 pesetas al mes por mi jornal. Yo me dedicaba a “escoronar” la remolacha: todas mujeres bien abrigadas, salíamos con sacos de paja para las rodillas. Y sobre un tarugo de madera los hombres nos ponían la remolacha empaquetada. – nos explica Tina.
– ¿Escoronar has dicho?. – pregunta nuestra terapeuta.
– Sí. Escoronar es quitar todas las hojas a la remolacha, para después pesarla y llevarla a la fábrica para elaborar el azúcar.- nos explica Tina con mucho entusiasmo.
– ¡Churrera! . – Salta Ana. – También lo hacían las mujeres. Iban con sus cestas llenas de churros de casa en casa. Además, ya sabes cómo son los chavales jóvenes…Ella iba cantando: “la churreraaaaa, la churreraaaaa”. Y decían los mozos: ¿quién es las más tonta? Y entonces se oía: la churreraaaaa la churreraaaaaaa.
Tras las carcajadas comenta María:
– Oye, oye… y la ¡peluquera! Un oficio de mujer, de toda, toda la vida.
– Si señor.
– Pero la peluquera, – responden algunas – antiguamente, iba de casa en casa, no como ahora que tenemos que ir a la peluquería.
– Bueno, a ver – comenta Ramona – Yo iba a Graus, a 10km de mi pueblo para que me cortaran el pelo…
– Todas hemos trabajado mucho, ¡demasiado! Y no era reconocido. No nos pagaban seguro – se quejaba Tina. – Hemos avanzado mucho desde entonces….